jueves, 7 de febrero de 2008

Nacimiento de Agustín.

Se dice, se rumorea, que apenas pasaron unos segundos, aunque ya se sabe cómo son estas cosas. Lo cierto, lo indudable, es que sucedió. ¿Por qué?, ¿Por cuánto?, sólo unos pocos lo saben, y se lo callan como perras. No obstante, resaltando lo anteriormente dicho, se ha de reconocer que dicho acontecimiento gozó de una importancia comparable a otras del mismo nivel, o similar. Prescindible o no, ahí están los números, los datos, esos datos tan necesarios que siempre nos acompañan.
No tardó mucho en resaltar sobre los demás, y eso se debió, dicen las malas lenguas, al binomio suerte-lácteos. Nadie supo certificar científicamente dicha relación, pero se convirtió en su forma de vida desde muy pronto, o muy tarde, según cómo se mire.
No es fácil resumir, pero se intentará.

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