sábado, 14 de abril de 2012

Mi mejor cuadro.


Llegó un momento en el que llevaba pintados unos 700 cuadros (por hacer una aproximación un poco exagerada). Algunos más bonitos, algunos más feos, pero todos igual de importantes para mí.

Todos ellos basados en el principio de que si una persona (yo) mancha algo con pintura (un pincel, por ejemplo) y luego lo restriega contra otra cosa (un lienzo), esta última cosa queda impregnada de la pintura previamente citada.

Partiendo de esa base, y con más ganas que técnica, decidí ponerme a plasmar en pinturas todo aquello que hasta entonces tan solo podía escribir. Esto es, mientras que antes escribía los sueños que hubiera tenido en una libreta, con el fin de que no se me olvidaran, ahora lo pintaría en un lienzo/madera/cacho de cartón con la idea de mantener el recuerdo del sueño más fresco al cabo del tiempo.

Al cabo del tiempo, las buenas ideas que tenía para pintar se iban repitiendo con demasiada frecuencia. La pasión que antaño tuviera por pasarme largos ratos frente a un lienzo (pintando o tan solo observando lo pintado) se fue esfumando, o siendo sustituida por otras actividades. Y en un momento dado sustituí el soporte clásico por una más digital.

A todo esto hay que añadir que uno conoce sus limitaciones, y aunque en estos años que estuve pintando mejoré notablemente mi técnica, nunca me vi capaz de ganarme el pan de esta manera. No tanto por falta de talento, como por falta de labia a la hora de venderlo.

Pero la razón real y, si no me quiero engañar a mí mismo, única por la que dejé de manchar lienzos fue que ya pinté todo lo que tenía que pintar.

Llegó un momento en el que tenía muy claro que me acercaba al cumplimiento del objetivo, algo muy duro en algunas ocasiones, pero maravilloso en otras.

Musicalmente hablando, recibí un fuerte apoyo gracias al descubrimiento de un disco de boleros (género musical al que aún no me había aficionado) que provocó que plasmara toda la sabiduría pictórica que había ido acumulando en esos años en un solo cuadro, el cual presento a continuación.

De todos los cuadros que comencé a pintar posteriores a este, no pude terminar ninguno. Y cuanto antes sepa uno que ha acabado un tercio, antes puede comenzar el siguiente.



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